Los niños japoneses pasan su tiempo libre de muy diversas maneras. Los videojuegos, como los que fabrican Sony y Nintendo, son muy populares, pero a los niños japoneses también les gusta salir de casa y jugar al fútbol y al béisbol, o saltar a la comba. A algunos niños también les gusta coleccionar pegatinas o borradores e intercambiarlos con sus amigos.
A los más pequeños les encanta ver películas de dibujos animados en la televisión, pero cuando cumplen los 10 años aproximadamente, muchos jovencitos empiezan a ver dramas y programas de variedades. La lectura del manga (libros de cómic) goza de gran popularidad entre los chicos de todas las
edades.
Japón tiene muchos juguetes y juegos tradicionales que han divertido a los niños durante siglos. El Origami, por ejemplo, es una actividad a la que todo niño japonés ha jugado al menos alguna vez. Consiste en doblar hojas cuadradas de papel de colores para formar figuras, como por ejemplo yates, grullas y yelmos feudales. El Beigoma, que es muy popular entre los chicos, es un juego en el que varias personas hacen bailar peonzas al mismo tiempo y la última en pararse es la ganadora. A muchas chicas les encanta jugar al o-hajiki, que consiste en arrojar una canica de cristal contra otras canicas, que el jugador puede guardar para sí después.
A los niños japoneses también les divierte participar en actividades estacionales con sus familias. En verano, muchos van a la piscina o a la costa. Desde el verano y durante todo el otoño, se divierten haciendo excursiones y yendo de acampada a las montañas; y durante el invierno a veces, van a esquiar o a practicar el snowboard a alguna de las muchas estaciones de invierno que hay en Japón.
Con frecuencia, los niños acuden a clases particulares fuera de la escuela, en las que aprenden a nadar o a tocar el piano, por ejemplo. Otros forman parte del equipo local de béisbol o de fútbol. Además, para mejorar o ampliar sus estudios, muchos niños asisten a escuelas privadas de preparación para exámenes llamadas
juku.
|